El prisma negro. Innovar en la ciencia ficción es posible.

En las novelas de ciencia ficción no está todo escrito, “el prisma negro” es la prueba.

Esta es una novela ambientada en un renacimiento alternativo; las siete satrapías; donde las primeras armas de fuego y el comercio se mezclan con los inicios de la ciencia y la magia, tiene bases realmente originales.

En este caso la magia sigue una reglas muy precisas que dan toda una nueva dimensión a este universo. Los magos; trazadores a partir de ahora; son capaces de dividir la luz  con los iris de sus ojos y convertirla en materia hecha de un color, luxina.

La luxina de cada color tiene varias características y utilidades, la luxina azul es fuerte y rígida, también provoca pensar con lógica y frialdad, la luxina roja es fluida, inflamable y saca la rabia del trazador, la naranja es pegajosa, elástica y resbaladiza, saca la inventiva del trazador… Así con cada uno de los colores básicos, subrojo, rojo, amarillo, naranja, verde, azul y supervioleta.

El trazador puede trazar un tipo de luxina o varios en base al color que tenga en el iris, construir cosas con ella, desde barcos a armas, pero tienen una limitación, si todo su iris se llena del color que traza ( y se va llenado cuanto más traza), se vuelve loco y poseído por las características de su color…

A excepción del prisma, Gavin Guile que puede trazar todos los colores y sin más limitación que su propia resistencia. Gavin será nuestro principal protagonista; que no único según avancemos en la historia; con mucho más que contarnos de lo que podamos imaginarnos en una persona tan poderosa.

Este libro junto al segunda parte “La daga de la ceguera” forman parte de la trilogía “El portador de la luz”, se leen a velocidad de vértigo a pesar de poseer una cantidad importante de páginas.

No soy muy partidario de las sagas pero he de reconocer que esta tiene una base muy amena e interesante y la historia engancha casi desde el primer momento. Es un libro para tener presente en próxima lecturas.