A todos nos ha pasado que casi toda la partida depende de un par de movimientos
que han sido sublimes u horrorosos.
Estos movimientos si bien fueron
definitivos, decantaron la balanza a nuestro favor o en nuestra contra de
manera determinante.
Saber identificar estas situaciones y
poder usarlas a nuestro favor es crítico para no convertirnos de depredador en
presa.
En esta lección pequeños pulpetes os voy
a mostrar diferentes situaciones que llevan a una de esas “cuevas de lobos”,
como identificarla y como evitarla.
Esta primera situación es la clásica que
la amenaza es tan clara que a pesar de verla, nos pensamos que somos
invulnerables…
El Ala A rojo, que está en medio se lanza
directamente hacia el fuego cruzado de los dos Firespray que vienen. Ya el despliegue centrado o los primeros
movimientos que deberían haber sido cortos son errores claros, pero llegado a
este punto...
Lo mejor sería mover en largo e intentar
chocar con la nave que tiene en frente o mover lo más corto posible y acumular
acciones para aguantar la tormenta. Esta última opción me parece que elegí yo y
ese turno no llegue a disparar con esa nave… Eso sí, el flanqueo posterior me permitió
ganar.
La segunda situación es la que nos genera
la confianza que da cuando llevamos una partida encaminada y nos regodeamos en
nuestras fuerzas.
Estos 3 interceptores (Soontir, Jax y
Turr) están a punto de acabar con este batiburrillo de rebeldes (2 B, 2 Z y 1
A). Pero lo que es una partida victoriosa, se convertirá en un desastre con un
solo movimiento, donde no deberían mover los interceptores.
Al meterse en el rincón para intentar
rematar las naves rebeldes, ellas mismas se encierran y son atacadas por múltiples
lados por sus enemigos, los toneles e impulsos son inútiles al no poder salir
de arco de todas las naves. Aquí cayeron Turr y Carnor Jax sin remisión dejando
la partida a cargo de Soontir dañado…
La tercera situación es el olvido… No
recordar los movimientos de las naves contrarias o cartas que afecten a su movimiento
nos llevara a frustrar nuestros planes una y otra vez… Hay que tenerlos
presentes a las hora de planificar nuestros movimientos.
En este caso moví mi Ala Y para dejarlo
fuera de arco del IG al estar dañado y estar a punto de perderlo. Mi segundo
Ala Y se quedo preparado para quedar a corta del IG y dispararle con todo.
Pero no recordaba que esa nave llevaba
amortiguadores inerciales lo cual le permitía quedarse quieto, rematar mi nave
dañada y no quedar a corta del otro Ala Y. Si lo hubiera recordado, hubiera
usado los motores mejorados para obligarlo a moverse o recibir mucho fuego a
corta.
La cuarta situación es la inconsciencia,
en esta partida todos contra todos, yo llevaba la única nave grande, el Esclavo,
Krassis con cañón y no fui consciente que al enfrentarlo a los fantasmas que venían
a corta con tácticas de enjambre, disparaban todos antes que yo un total de 14
dados rojos.
Tendría que haberme dado cuenta que en
esa dirección no sobreviviría a tal cantidad de fuerza de ataque y debería haberme
unido a mis fantasmas para atacar a los contrarios que venían por mi derecha.
La última situación viene por la
infravaloración y la falta de observación. En un torneo me enfrente a un
Han/Corran, un pairing bastante bueno para mí batiburrillo rebelde de 2B, 2 Z y
2 A.
No me fije que mi contrario era un
veterano jugador (luego haría Top, Espartano) y lance precipitadamente mis Alas
A para bloquear el movimiento de Han, cosa que mi contrario ya se esperaba.
Esto hizo estirar mi bloque de naves y que fuera destruido poco a poco mientras
me hacia atravesar la nube de asteroides. Todo un ejercicio de falta de
observación.
Todas estas situaciones nos llevan a la misma conclusión. Observa detenidamente el combate en sus momentos clave y no tomes una decisión precipitada, piensa en tus habilidades, recuerda las de tu contrario, sus movimientos posibles, barájalo todo y a partir de ahí toma tu decisión… Luego ya dependes de los dados.
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