El atlas de las nubes. Un canto…No, el canto a la libertad.

La última película de los hermanos Wachowski (o por lo menos cuando escribí esto) pasó sin pena ni gloria por las carteleras del cine.

Cuando pude empezar a ver esta película, me temía que fuera a ser una película tostón o de ritmo lento, pero nada más lejos de la verdad…

El atlas de las nubes es una película peculiar, se asemeja a un puzle, te van dando piezas de diferentes historias y tú te las vas montando. Al principio tienes la sensación que aquello va a acabar mal. Es solo la primera impresión, en seguida las piezas encajan…

Algunas historias son trepidantes, otras lentas, otras divertidas, otras tristes o dramáticas… pero todas atrayentes, todas con ciertos hilos conductores… Poco a poco vas encontrando a los mismos actores a lo largo de las diferentes historias, a veces muy reconocibles, otras casi imposibles de ver. Es casi un juego descubrirlos en tal o cual historia.

Y cuando vas llegando a los finales de cada historia… Al final de toda la película, hasta el último minuto, te han engañado, pero solo lo que querías que te engañaran. La película te deja un regusto dulce y exquisito para compensar alguna de las historias que te haya dejado el regusto amargo.

Entonces miras el puzle completo, te alejas para verlo en perspectiva y lo ves… Libertad, con todas sus letras, como palabra, como sentimiento, como don y como obligación. Libertad. Eso te cuentan y eso te dan.

Puedo deciros que la disfrute enormemente y que es una película indispensable para ver. Si ahora no es un clásico, lo será pronto. Cuando puedas, dedícale un tiempo para verla; libremente; te dará que pensar.